Nueva Vida (4)
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Nueva Vida (4)
Les traigo un nuevo capitulo, n_n Espero que sea de su agrado.
-¡ven aquí, no te vas a escapar!-exclamó Luzbel persiguiendo a un joven por las calles del pueblo.
Lo persiguió durante minutos, hasta el momento en que lo visualizó lo suficientemente cerca como para lanzar un hechizo, pero este para su sorpresa, lo esquivó. Y solo le vio escapar, pero entonces se comenzó a preguntar ¿Qué pasó con el hechizo? Hasta que se encontró con una bolsa con comida desparramada en el suelo, junto a una pequeña niña a quien reconoció como Fátima.
-Tengo mucha hambre…-se quejaba John en voz alta.
-Tranquilo, ya no debe tardar. Comeremos en unos minutos, solo ten paciencia.-le dijo Brian.
El cuarteto estaba muy hambriento, se habían cansado de esperar y sus estómagos gruñían constantemente. Pero fue cuando en ese momento, escucharon que alguien llamaba a la puerta y entusiasmados fueron hasta el recibidor.
-¡¿pero qué haces tú aquí?!-exclamó Roger al encontrarse a Luzbel.
-¡Toma!-le dijo entregándole a la niña en brazos.
-Oye… ¿Qué haces? ¡¿Qué le voy a decir a Fátima?!
-La tienes en brazos, tonto.–dijo él echando a correr.
-¿A dónde crees que vas? Tienes mucho que explicarnos. ¿A qué te refieres con que la tiene en brazos?-cuestionó Brian plantándose frente a él.
-Bueno, como saben ustedes, yo salgo del infierno hasta el mundo humano desde la gran fuente que hay en la parte central del pueblo. Esta mañana un joven ingrato comenzó a burlarse de mi apariencia y se marchó sin más. Cuando empecé a darle caza por todo el lugar, lancé un hechizo para convertirlo en un niño pequeño, y sucede que el idiota lo esquivó y al parecer me encontraba en el mismo lugar que ella…
-¡No puede ser!...oye ¿y la bolsa que llevaba? Ella salió a comprarnos comida.
-¡Ah!…bueno, me la comí, lo siento. Además ya hice más que suficiente con traerla hasta aquí. Así que si me disculpan, es hora de que me vaya.
-¡Nada de eso!-dijo Brian tomándole bruscamente de la ropa.-Convertiste a Fátima en una niña y te comiste lo que compró, toda nuestra comida. Así que ya sabes lo que debes hacer, lo menos que puedes hacer es volverla a como era antes.
El demonio soltó una pequeña risa nerviosa, antes de decir:
-Solo que hay un pequeño inconveniente. Mmm… no sé como revertirlo.
-¡¿Qué es lo que estás diciendo?!
-Está bien, no se enojen. Hay un libro que contiene todos los hechizos, lo buscaré.
Con la promesa de que volvería con el libro, le dejaron ir. Y los cuatro jóvenes se sentaron en la alfombra del recibidor junto con la niña para pensar que debían hacer mientras Luzbel se encargaba del libro.
-Bien, tenemos que pensar-decía Freddie- hagamos una lista.
-Espera, para empezar ¿nos reconocerá?-añadió Roger.
Roger se acercó lentamente a la niña y le dijo:
-Pequeña Fati… ¿me reconoces?
A lo que ella negó con la cabeza.
-¿Puedes decir mi nombre?
Volvió a hacer lo mismo y volteó a mirar a los demás, fue cuando John tomó el lugar del rubio y le dijo sonriendo:
-Me llamo John. ¿Puedes decirlo?
-¡Joon!-exclamó
-aaaww…que ternu…
-Ya es mi turno-dijo el rubio haciendo a su amigo a un lado- Mi nombre es Roger, pequeña. ¿Puedes decirlo? Ro-ger…
-Roer
-Perfecto, yo me llamo Freddie.
-No, nada de perfecto…aun no sabe pronunciar bien mi nombre…
-Feddie- dijo la niña dando pequeñas palmadas en la alfombra.
-Falto yo, mi nombre es Brian ¿puedes decir Brian?
-Bayan…-dijo sonriendo y estirando sus brazos para tocar el rostro del pelirizado.
-Bueno- decía Brian tomando a la niña en brazos- retomando lo que teníamos planeado, tenemos que hacer algunas compras. No tenemos con que alimentarla, ni con que entretenerla…
-Ya, tranquilo. John tuvo 9 hijos, debe ser un experto en estas cosas ¿no es así, pícaro?
-Está bien- asintió John con cierto rubor en las mejillas-Freddie tiene razón. Lo tendré todo cubierto, ahora volveremos con las cosas.
-¿Volveremos? ¿Y porque tengo que acompañarte? No-no sé de estas cosas, yo…
-Pero tú tienes buen ojo y gusto para lo que sea, así que me acompañas.
Así fue como John convenció a Freddie y salieron a comprar todo lo necesario para cuidar a la pequeña, mientras Roger y Brian se quedaron en la casa junto a ella.
-Debo decirte Brian, que no soy muy bueno cuidando niños, me voy a dormir.-dijo el baterista antes de soltar un sonoro bostezo.
-¡¿Dormir, ahora?! Tenemos que echarle un ojo a Fati.
-Con gusto me lo quito y se lo echo, antes de irme a dormir un poco. Puede jugar con él, o con los dos.
-Está bien, vete a dormir. Yo la cuidare por mientras.–sentenció Brian con enfado.
Roger fue a su habitación, mientras él sentándose junto a la niña, comenzando a jugar con ella.
-Veo que sabes contar muy bien con los dedos, dime cuantos dedos tengo aquí…uno…dos
-¡cuatro!- exclamó ella jugando con la mano de Brian.
-Mira eso…- decía el guitarrista enternecido- que pequeñitas se ven tus manos a comparación de las mías. ¡Espera, no hales…mis huesos están sensibles!
Y los huesitos de la muñeca de Brian tronaron, su mano se desprendió con toda facilidad, salpicando de sangre el sofá en donde estaban sentados, y a ambos, él se quedó helado, la niña se rió y segundos después él también.
-¡Que desastre! Eso me pasa por haberte ocultado que hace unos días me había lastimado al caer de las escaleras. No volveré a confiar en la supuesta mano curativa de John. –dijo tomando su mano desmembrada para ponerla en una bolsa plástica.-Vamos a cambiarnos estas ropas primero, me matarás en cuanto vuelvas a la normalidad y tengas ropa que lavar.
Minutos después, escuchó las voces de John y Freddie, habían llegado. Para la suerte de Brian, con unas cuantas mudas de ropa, así podría cambiar la que había manchado de sangre.
-¡Dios mío, Brian! No sabía que eras tan malo como para cuidar a una niña, te has quedado sin una mano.-decía John-y ¿dónde está ella?
-Ya la cambié, está en su habitación.
-¿Y tu mano?
-Está jugando con ella…no me creas si no quieres, pero no le asustan estas cosas.
Freddie entró a su habitación, llevando una bolsa casi llena consigo. Se sentó junto a la pequeña y una vez vio la mano cercenada de su amigo sobre la cama, le dijo:
-No, no, no…no juegues con esa cosa horrible, te he traído algo mucho más bonito y mejor…
-¡Caballito!- exclamó la niña encantada por un caballo de peluche.
-Eso es, abrázalo. Ahora es un caballito muy feliz. –dijo Freddie antes de arrojar la mano cercenada de Brian por la ventana.
-¡Mi mano!-gritó dirigiéndose al jardín.-¡Noooo!...
-Bien ¿Cuál es el problema?-preguntó un ente subiendo las escaleras.
-¡Muerte! ¡¿Qué haces aquí?!- inquirió John sorprendido.
-Yo la llamé-respondió Luzbel apareciendo detrás de ella.- le dije sobre el hechizo y que perdí el libro.
-En realidad yo le quité el libro de hechizos para que dejara de hacer tonterías por el mundo.-dijo La Muerte por lo bajo.-y ¿Qué hace él jugando con una pequeña niña?
-Esa pequeña niña es Fátima.
-Ya veo, esto es fácil. ¡Apártense!- ordenó La Muerte y haciendo un movimiento extraño con sus manos, seguido de una explosión de luz, revertió el hechizo.
-Ya esta, y Luzbel deja de andar haciendo hechizos a lo tonto.
-Está bien.-dijo marchándose junto a ella.
-¡Ya volviste a la normalidad!-exclamaron los tres chicos abrazando a Fátima.
-Sí, me alegro mucho.–dijo ella correspondiendo a su abrazo- no recuerdo las cosas muy bien, aunque solo estoy segura de algo… de que no han comido nada.
-¡Fati!- exclamó Roger abrazándola con una sonrisa.
-Ay, si… ¡Fati!-dijo Brian imitando la voz de Roger-tu no hiciste nada, solo estuviste durmiendo.
-Bueno, ¿Qué tal si me ayudas a cocinar?-sugirió Fátima.
-Y a lavar un poco de ropa.-añadió John.
-Y limpiar el sofá.-continuó Freddie.
-Y reimplantarme la mano.-terminó Brian.
-Solo algo de la rutina de siempre.
-¡ven aquí, no te vas a escapar!-exclamó Luzbel persiguiendo a un joven por las calles del pueblo.
Lo persiguió durante minutos, hasta el momento en que lo visualizó lo suficientemente cerca como para lanzar un hechizo, pero este para su sorpresa, lo esquivó. Y solo le vio escapar, pero entonces se comenzó a preguntar ¿Qué pasó con el hechizo? Hasta que se encontró con una bolsa con comida desparramada en el suelo, junto a una pequeña niña a quien reconoció como Fátima.
-Tengo mucha hambre…-se quejaba John en voz alta.
-Tranquilo, ya no debe tardar. Comeremos en unos minutos, solo ten paciencia.-le dijo Brian.
El cuarteto estaba muy hambriento, se habían cansado de esperar y sus estómagos gruñían constantemente. Pero fue cuando en ese momento, escucharon que alguien llamaba a la puerta y entusiasmados fueron hasta el recibidor.
-¡¿pero qué haces tú aquí?!-exclamó Roger al encontrarse a Luzbel.
-¡Toma!-le dijo entregándole a la niña en brazos.
-Oye… ¿Qué haces? ¡¿Qué le voy a decir a Fátima?!
-La tienes en brazos, tonto.–dijo él echando a correr.
-¿A dónde crees que vas? Tienes mucho que explicarnos. ¿A qué te refieres con que la tiene en brazos?-cuestionó Brian plantándose frente a él.
-Bueno, como saben ustedes, yo salgo del infierno hasta el mundo humano desde la gran fuente que hay en la parte central del pueblo. Esta mañana un joven ingrato comenzó a burlarse de mi apariencia y se marchó sin más. Cuando empecé a darle caza por todo el lugar, lancé un hechizo para convertirlo en un niño pequeño, y sucede que el idiota lo esquivó y al parecer me encontraba en el mismo lugar que ella…
-¡No puede ser!...oye ¿y la bolsa que llevaba? Ella salió a comprarnos comida.
-¡Ah!…bueno, me la comí, lo siento. Además ya hice más que suficiente con traerla hasta aquí. Así que si me disculpan, es hora de que me vaya.
-¡Nada de eso!-dijo Brian tomándole bruscamente de la ropa.-Convertiste a Fátima en una niña y te comiste lo que compró, toda nuestra comida. Así que ya sabes lo que debes hacer, lo menos que puedes hacer es volverla a como era antes.
El demonio soltó una pequeña risa nerviosa, antes de decir:
-Solo que hay un pequeño inconveniente. Mmm… no sé como revertirlo.
-¡¿Qué es lo que estás diciendo?!
-Está bien, no se enojen. Hay un libro que contiene todos los hechizos, lo buscaré.
Con la promesa de que volvería con el libro, le dejaron ir. Y los cuatro jóvenes se sentaron en la alfombra del recibidor junto con la niña para pensar que debían hacer mientras Luzbel se encargaba del libro.
-Bien, tenemos que pensar-decía Freddie- hagamos una lista.
-Espera, para empezar ¿nos reconocerá?-añadió Roger.
Roger se acercó lentamente a la niña y le dijo:
-Pequeña Fati… ¿me reconoces?
A lo que ella negó con la cabeza.
-¿Puedes decir mi nombre?
Volvió a hacer lo mismo y volteó a mirar a los demás, fue cuando John tomó el lugar del rubio y le dijo sonriendo:
-Me llamo John. ¿Puedes decirlo?
-¡Joon!-exclamó
-aaaww…que ternu…
-Ya es mi turno-dijo el rubio haciendo a su amigo a un lado- Mi nombre es Roger, pequeña. ¿Puedes decirlo? Ro-ger…
-Roer
-Perfecto, yo me llamo Freddie.
-No, nada de perfecto…aun no sabe pronunciar bien mi nombre…
-Feddie- dijo la niña dando pequeñas palmadas en la alfombra.
-Falto yo, mi nombre es Brian ¿puedes decir Brian?
-Bayan…-dijo sonriendo y estirando sus brazos para tocar el rostro del pelirizado.
-Bueno- decía Brian tomando a la niña en brazos- retomando lo que teníamos planeado, tenemos que hacer algunas compras. No tenemos con que alimentarla, ni con que entretenerla…
-Ya, tranquilo. John tuvo 9 hijos, debe ser un experto en estas cosas ¿no es así, pícaro?
-Está bien- asintió John con cierto rubor en las mejillas-Freddie tiene razón. Lo tendré todo cubierto, ahora volveremos con las cosas.
-¿Volveremos? ¿Y porque tengo que acompañarte? No-no sé de estas cosas, yo…
-Pero tú tienes buen ojo y gusto para lo que sea, así que me acompañas.
Así fue como John convenció a Freddie y salieron a comprar todo lo necesario para cuidar a la pequeña, mientras Roger y Brian se quedaron en la casa junto a ella.
-Debo decirte Brian, que no soy muy bueno cuidando niños, me voy a dormir.-dijo el baterista antes de soltar un sonoro bostezo.
-¡¿Dormir, ahora?! Tenemos que echarle un ojo a Fati.
-Con gusto me lo quito y se lo echo, antes de irme a dormir un poco. Puede jugar con él, o con los dos.
-Está bien, vete a dormir. Yo la cuidare por mientras.–sentenció Brian con enfado.
Roger fue a su habitación, mientras él sentándose junto a la niña, comenzando a jugar con ella.
-Veo que sabes contar muy bien con los dedos, dime cuantos dedos tengo aquí…uno…dos
-¡cuatro!- exclamó ella jugando con la mano de Brian.
-Mira eso…- decía el guitarrista enternecido- que pequeñitas se ven tus manos a comparación de las mías. ¡Espera, no hales…mis huesos están sensibles!
Y los huesitos de la muñeca de Brian tronaron, su mano se desprendió con toda facilidad, salpicando de sangre el sofá en donde estaban sentados, y a ambos, él se quedó helado, la niña se rió y segundos después él también.
-¡Que desastre! Eso me pasa por haberte ocultado que hace unos días me había lastimado al caer de las escaleras. No volveré a confiar en la supuesta mano curativa de John. –dijo tomando su mano desmembrada para ponerla en una bolsa plástica.-Vamos a cambiarnos estas ropas primero, me matarás en cuanto vuelvas a la normalidad y tengas ropa que lavar.
Minutos después, escuchó las voces de John y Freddie, habían llegado. Para la suerte de Brian, con unas cuantas mudas de ropa, así podría cambiar la que había manchado de sangre.
-¡Dios mío, Brian! No sabía que eras tan malo como para cuidar a una niña, te has quedado sin una mano.-decía John-y ¿dónde está ella?
-Ya la cambié, está en su habitación.
-¿Y tu mano?
-Está jugando con ella…no me creas si no quieres, pero no le asustan estas cosas.
Freddie entró a su habitación, llevando una bolsa casi llena consigo. Se sentó junto a la pequeña y una vez vio la mano cercenada de su amigo sobre la cama, le dijo:
-No, no, no…no juegues con esa cosa horrible, te he traído algo mucho más bonito y mejor…
-¡Caballito!- exclamó la niña encantada por un caballo de peluche.
-Eso es, abrázalo. Ahora es un caballito muy feliz. –dijo Freddie antes de arrojar la mano cercenada de Brian por la ventana.
-¡Mi mano!-gritó dirigiéndose al jardín.-¡Noooo!...
-Bien ¿Cuál es el problema?-preguntó un ente subiendo las escaleras.
-¡Muerte! ¡¿Qué haces aquí?!- inquirió John sorprendido.
-Yo la llamé-respondió Luzbel apareciendo detrás de ella.- le dije sobre el hechizo y que perdí el libro.
-En realidad yo le quité el libro de hechizos para que dejara de hacer tonterías por el mundo.-dijo La Muerte por lo bajo.-y ¿Qué hace él jugando con una pequeña niña?
-Esa pequeña niña es Fátima.
-Ya veo, esto es fácil. ¡Apártense!- ordenó La Muerte y haciendo un movimiento extraño con sus manos, seguido de una explosión de luz, revertió el hechizo.
-Ya esta, y Luzbel deja de andar haciendo hechizos a lo tonto.
-Está bien.-dijo marchándose junto a ella.
-¡Ya volviste a la normalidad!-exclamaron los tres chicos abrazando a Fátima.
-Sí, me alegro mucho.–dijo ella correspondiendo a su abrazo- no recuerdo las cosas muy bien, aunque solo estoy segura de algo… de que no han comido nada.
-¡Fati!- exclamó Roger abrazándola con una sonrisa.
-Ay, si… ¡Fati!-dijo Brian imitando la voz de Roger-tu no hiciste nada, solo estuviste durmiendo.
-Bueno, ¿Qué tal si me ayudas a cocinar?-sugirió Fátima.
-Y a lavar un poco de ropa.-añadió John.
-Y limpiar el sofá.-continuó Freddie.
-Y reimplantarme la mano.-terminó Brian.
-Solo algo de la rutina de siempre.
Fati Mercury- spread your wings
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Edad : 29
Fecha de inscripción : 08/09/2010
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