Nueva Vida (2)
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Nueva Vida (2)
Esta es la continuación del fragmento anterior n_n
-Te explicaré, existe una importante singularidad en sus cuerpos; están clínicamente muertos pero fuera de ello están vivos en todo aspecto. Sus células no pueden regenerarse en caso de heridas, por lo que tendrás que hacer uso de instrumental quirúrgico y libros de hechicería, ritual, medicina y restauración. Con ellos puedes sanar lo que sea que les suceda, desde si se raspan hasta si son cortados en pedazos, cuídalos bien.
Dicho eso, le hizo entrega de un enorme baúl, el cual guardaba todos los libros e instrumental necesario. Junto con una pequeña nota, la cual depositó antes de desaparecer junto con el joven alado.
-Ya que estamos aquí, creo que primero deberíamos saber tu nombre- le dijo Roger a la chica.
- Me llamo Fátima.
-Qué lindo- dijo John- Es un placer, nosotros somos…
-Ya sé sus nombres, los he admirado por años.
-Eso es bueno –dijo Roger comenzando a espiar dentro del baúl que les habían dejado.
Segundos después, el rubio con un gesto de sorpresa y curiosidad, extrajo lo que era una aguja de tamaño considerable e hilo a la vista de todos.
-¿Dónde se supone que usaras ese hilo y aguja?- preguntó Brian
-Para empezar, en una de tus orejas que tal parece se está desprendiendo. –respondió ella mientras leía una nota que La Muerte había dejado.
Escéptico e temeroso, Brian llevó sus manos a ambas orejas; sintió como la izquierda se terminó de desprender y al quedar en su mano, la sostuvo frente a si diciendo solamente:
-Ya puedes empezar a cosérmela, si gustas.
Brian comenzó a sostenerse el cabello que caía sobre el área, mientras Fátima extrajo un par de libros, una pequeña gasa y unas tijeras del instrumental. Sentándose junto al guitarrista, ensartó el hilo en la aguja, lo anudó a cierta longitud, limpió la sangre que había brotado desde el desprendimiento y tomando la oreja comenzó a coserla, limpió los pequeños rastros de sangre que quedaron después del proceso y cortó el hilo restante con las tijeras. Abrió los libros en determinadas páginas y pronunciando algunos de los escritos, los vasos sanguíneos, el cartílago y la piel se restauraron y las puntadas parecieron desvanecerse.
Ella le alcanzó un espejo de mano, al verse Brian quedó estupefacto ante el resultado y sonriendo dijo:
-Fue tan rápido, luce como si no hubiese ocurrido nada. E incluso pensé que me dolería.
-¡¿Olvidas que ya estás muerto, querido?!- le dijo Freddie.
-Es cierto- asintió John.
-Pero…esto es extraño, me refiero al hecho de que una chica nos tenga que “cuidar”.
-Acostúmbrense, muchachos…-dijo un joven alado entrando por el ventanal-No es tan malo.
-¿Y tu quien eres?-cuestionó Brian.
-Yo soy…
-¡Luzbel! ¡¿No deberías de estar en el infierno, que haces rondando en la Tierra?!- irrumpió La Muerte haciendo la misma entrada.
-Si ¿pero acaso no puedo salir de vez en cuando? ¿Como lo hacen Cupido y tú? Además, me llama la atención la situación de estos chicos zombis.
-¡No somos zombis!- reclamó Roger.
- Bueno, tan poco están vivitos y coleando precisamente. Tienen que hacerse la idea de que dependen de esa chica ahora, sin ella sus cuerpos se descompondrían sin remedio. Han llegado a este mundo de nuevo sin nada, ella les dará cuidados, ropa, comida, techo...pero no por ello pierden una pizca de dignidad.
-Es cierto, así que acostúmbrense. Y si no tienes nada más que añadir, tenemos que irnos, Luzbel-dijo la Muerte.
-Está bien, pero tengo tanto derecho como tú y Cupido de mantenerme al tanto de todo. Es un caso único, un caso de tiempo indefinido…-terminó el alado marchándose junto con la Muerte.
-¡¿Indefinido?!-cuestionó Roger.
-Ya, Taylor. Hazte la idea de que viviremos así a partir de ahora…
-No están muy cómodos con la idea ¿verdad?-decía Fátima
-Este…no…bueno, si….eh…Lo que quiero decir es que no hay nada de malo en que nos tengas que cuidar, no es que no queramos…
-¡¿Queramos?! ¡Es que tú no quieres!-le interrumpió Brian.
-…Es que es algo nuevo para nosotros, nunca hubiésemos imaginado estar en una situación así. ¡¿A cargo de una chica?! Y tanto yo como los demás debemos acostumbrarnos. Pero, no debe ser complicado… ¿Y crees que podamos vivir en tu casa?- preguntó Roger.
A lo que la joven le contestó con una sonrisa, tenía las habitaciones suficientes para cada uno y no hubo problema con las ropas y demás cosas de los cuatro chicos, todo lo que necesitaban estaba o aparecía dentro del baúl que La Muerte les hubo obsequiado; solo tenían que llevar el día a día.
Continuara...
-Te explicaré, existe una importante singularidad en sus cuerpos; están clínicamente muertos pero fuera de ello están vivos en todo aspecto. Sus células no pueden regenerarse en caso de heridas, por lo que tendrás que hacer uso de instrumental quirúrgico y libros de hechicería, ritual, medicina y restauración. Con ellos puedes sanar lo que sea que les suceda, desde si se raspan hasta si son cortados en pedazos, cuídalos bien.
Dicho eso, le hizo entrega de un enorme baúl, el cual guardaba todos los libros e instrumental necesario. Junto con una pequeña nota, la cual depositó antes de desaparecer junto con el joven alado.
-Ya que estamos aquí, creo que primero deberíamos saber tu nombre- le dijo Roger a la chica.
- Me llamo Fátima.
-Qué lindo- dijo John- Es un placer, nosotros somos…
-Ya sé sus nombres, los he admirado por años.
-Eso es bueno –dijo Roger comenzando a espiar dentro del baúl que les habían dejado.
Segundos después, el rubio con un gesto de sorpresa y curiosidad, extrajo lo que era una aguja de tamaño considerable e hilo a la vista de todos.
-¿Dónde se supone que usaras ese hilo y aguja?- preguntó Brian
-Para empezar, en una de tus orejas que tal parece se está desprendiendo. –respondió ella mientras leía una nota que La Muerte había dejado.
Escéptico e temeroso, Brian llevó sus manos a ambas orejas; sintió como la izquierda se terminó de desprender y al quedar en su mano, la sostuvo frente a si diciendo solamente:
-Ya puedes empezar a cosérmela, si gustas.
Brian comenzó a sostenerse el cabello que caía sobre el área, mientras Fátima extrajo un par de libros, una pequeña gasa y unas tijeras del instrumental. Sentándose junto al guitarrista, ensartó el hilo en la aguja, lo anudó a cierta longitud, limpió la sangre que había brotado desde el desprendimiento y tomando la oreja comenzó a coserla, limpió los pequeños rastros de sangre que quedaron después del proceso y cortó el hilo restante con las tijeras. Abrió los libros en determinadas páginas y pronunciando algunos de los escritos, los vasos sanguíneos, el cartílago y la piel se restauraron y las puntadas parecieron desvanecerse.
Ella le alcanzó un espejo de mano, al verse Brian quedó estupefacto ante el resultado y sonriendo dijo:
-Fue tan rápido, luce como si no hubiese ocurrido nada. E incluso pensé que me dolería.
-¡¿Olvidas que ya estás muerto, querido?!- le dijo Freddie.
-Es cierto- asintió John.
-Pero…esto es extraño, me refiero al hecho de que una chica nos tenga que “cuidar”.
-Acostúmbrense, muchachos…-dijo un joven alado entrando por el ventanal-No es tan malo.
-¿Y tu quien eres?-cuestionó Brian.
-Yo soy…
-¡Luzbel! ¡¿No deberías de estar en el infierno, que haces rondando en la Tierra?!- irrumpió La Muerte haciendo la misma entrada.
-Si ¿pero acaso no puedo salir de vez en cuando? ¿Como lo hacen Cupido y tú? Además, me llama la atención la situación de estos chicos zombis.
-¡No somos zombis!- reclamó Roger.
- Bueno, tan poco están vivitos y coleando precisamente. Tienen que hacerse la idea de que dependen de esa chica ahora, sin ella sus cuerpos se descompondrían sin remedio. Han llegado a este mundo de nuevo sin nada, ella les dará cuidados, ropa, comida, techo...pero no por ello pierden una pizca de dignidad.
-Es cierto, así que acostúmbrense. Y si no tienes nada más que añadir, tenemos que irnos, Luzbel-dijo la Muerte.
-Está bien, pero tengo tanto derecho como tú y Cupido de mantenerme al tanto de todo. Es un caso único, un caso de tiempo indefinido…-terminó el alado marchándose junto con la Muerte.
-¡¿Indefinido?!-cuestionó Roger.
-Ya, Taylor. Hazte la idea de que viviremos así a partir de ahora…
-No están muy cómodos con la idea ¿verdad?-decía Fátima
-Este…no…bueno, si….eh…Lo que quiero decir es que no hay nada de malo en que nos tengas que cuidar, no es que no queramos…
-¡¿Queramos?! ¡Es que tú no quieres!-le interrumpió Brian.
-…Es que es algo nuevo para nosotros, nunca hubiésemos imaginado estar en una situación así. ¡¿A cargo de una chica?! Y tanto yo como los demás debemos acostumbrarnos. Pero, no debe ser complicado… ¿Y crees que podamos vivir en tu casa?- preguntó Roger.
A lo que la joven le contestó con una sonrisa, tenía las habitaciones suficientes para cada uno y no hubo problema con las ropas y demás cosas de los cuatro chicos, todo lo que necesitaban estaba o aparecía dentro del baúl que La Muerte les hubo obsequiado; solo tenían que llevar el día a día.
Continuara...
Fati Mercury- spread your wings
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Fecha de inscripción : 08/09/2010
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