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Luna de Octubre (Roger Taylor) [Finalizado]

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Luna de Octubre (Roger Taylor) [Finalizado] Empty Luna de Octubre (Roger Taylor) [Finalizado]

Mensaje  AnndRea Taylor Jue Nov 15, 2012 3:05 am


Este fic lo hizo mi prima Lorena, y yo le dije que podría subirlo aquí, espero que les guste tanto como me gustó a mí. n.n 

Esa noche, una de las noches más frías del mes de octubre, yo me encontraba corriendo por ese enorme, oscuro y tenebroso bosque. El bosque del que todo mundo me había dado advertencias: “En ese lugar hay criaturas peligrosas, jamás te acerques y mucho menos de noche”, “Ese lugar esta embrujado, hay animales salvajes que se comen a los humanos”, “No sabemos qué clase de bestias hay en ese bosque, es por eso que nadie se acerca de noche. Ten cuidado mientras estés viviendo cerca”, entre otras advertencias que la gente me decía. 
Llegué al pueblo una semana antes de aquella noche. No lo había visitado desde hace 17 años, es decir desde que yo tenía apenas 2 años de vida. Es por eso que no conocía el lugar, no tenía ni la más mínima idea de lo que la gente me estaba hablando, y todos esos comentarios y advertencias despertaron en mí una enorme curiosidad por saber que era lo que realmente vivía en ese bosque. Así que decidí averiguarlo por mí misma. Lo sé, grave error. 
Salí de mi casa desde la tarde, le dije a mi mama que iría a casa de Caroline, mi prima, ella vivía cerca del bosque así que me pareció una buena idea ir a su casa, para esperar a que anocheciera y que si mi madre preguntaba yo si había ido a casa de ella. A mi prima si la conocía por que cada año iban a visitarnos a la ciudad. 
Conversé un rato con ella, quería contarle sobre la idea de ir al bosque para ver qué es lo que realmente sucedía, pero mejor me quedé callada y decidí no decir nada, temí que le contara a mis padres y ellos impidieran que yo fuera al bosque. Me quedé en casa de Caroline hasta que vi que ya era había oscurecido lo suficiente.
- Mira la hora que es. Tengo que irme – Salí de la habitación de Caroline y me dirigí a la puerta
- Pero a dónde vas tan apurada? – escuché a mi tía gritarme desde la cocina
- Ya está oscuro afuera, tengo que ir a casa – abrí la puerta 
- Mucho cuidado en el camino, Melanie – escuché a mi tío decirme eso antes de salir de la casa
Salí de la casa de Caroline y comencé a caminar en dirección a mi casa, cuando estaba lo suficientemente lejos y no podían verme, desvié mi camino y me dirigí al bosque. Estaba haciendo demasiado frio, mis manos estaban heladas y yo estaba temblando, pero eso no me detuvo, continúe caminando y pronto me di cuenta que el camino cada vez se tupía más de pinos.
La luna llena era mi única luz, era lo único que iluminaba mi camino. De pronto comencé a escuchar que alguien se acercaba, me paralicelé un momento, mi respiración se agitó, el corazón comenzó a latir más rápido de lo normal. Giré un poco para averiguar quién me andaba siguiendo. No había nadie. 
Al ver que nadie venia siguiéndome me relajé y di un gran suspiro, después, continúe caminando. No sé qué tan dentro estaba del bosque, pero yo supuse que era lo suficiente lejos. No sé cuánto tiempo pasó, pero estaba aburrida y muerta de frío, así que decidí volver a casa. Me di la vuelta y comencé a caminar de regreso. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba perdida. Ya no encontraba el camino de regreso a casa. Seguí caminando con la esperanza de recordar el camino, pero nada de eso pasó. Estaba perdida en medio de un montón de pinos y además, la noche estaba fría. Me quedé en silencio mientras pensaba en que haría. Escuché claramente unos pasos, si, eran pasos, se escuchaba como crujían las pequeñas ramas secas que se encontraban en la tierra. Giré hacia donde provenía el sonido y fue cuando lo vi. La luna lo estaba iluminando lo suficiente como para que yo pudiera verlo claramente. Ahí estaba ese joven, a unos cuantos metros de mi. 
Su estatura era alta, su piel era bastante pálida, no aparentaba más de 23 años, vestía un traje negro y también traía puesta una corbata. El viento agitaba su cabellera rubia seductoramente.
- ¿Quién eres? – pregunte extrañada
- No deberías estar aquí – respondió rápidamente
- Te hice una pregunta. ¿Quién eres? – no iba a confiar en ese tipo 
- Has escuchado todo lo que dicen sobre este lugar, ¿cierto? – comenzó a acercarse a mí
- Sí, ya me habían comentado algunas cosas – di algunos pasos hacia atrás
- ¿Y aún así decidiste venir? 
- Lo que pasa, es que estoy perdida
Logré notar como sonrió mientras se acercaba a mí. Su sonrisa me dio miedo, no era una sonrisa normal, parecía una sonrisa de un asesino psicópata. Sus ojos comenzaron a brillar, tenían un color rojo, bastante intenso como para verse en la oscuridad. Mi respiración se agitó y mis piernas comenzaron a temblar, sabía que no era un humano. 
Comencé a correr lo más rápido que pude, era bastante difícil, entre tanto pino no sabía a dónde me dirigía, yo sólo estaba corriendo sin rumbo fijo, realmente creí que podría escapar de aquella bestia, pero estaba equivocada. Cuando menos lo pensé el estaba frente a mí. Corrí en dirección opuesta a donde se encontraba esa criatura, pero tropecé, mi vestido se enredó en las ramas de las pequeñas plantas que había, desesperada intenté zafarme, pero era inútil. Cuando lo vi demasiado cerca, jalé con fuerza el vestido y este se rompió. Alcé la mirada y pude ver cómo me estaba observando con cara de estar disfrutando mi desesperado intento de escapar. Me puse de pie lo más rápido que pude y continúe corriendo. 
Estaba agotada, no podía seguir corriendo, me faltaba el aliento. Me detuve un momento para tomar aire. Todo estaba en silencio. Observé hacia todas partes y no logré ver a ese animal, si es que se le puede llamar así. Me sentí un poco aliviada, dejé escapar un suspiro mientras me dejé caer de rodillas y dejé escapar las lágrimas. Realmente estaba arrepentida de no haber hecho caso a todas las advertencias. Lo único que quería en ese momento era estar en mi cama, durmiendo. 
Sentí un escalofrío, cerré los ojos mientras me imaginaba lo peor. No estaba tan lejos de la realidad. Una mano helada estaba sobre mi hombro. Abrí los ojos y giré la cabeza para poder ver quien me estaba tocando. Era él. Él estaba detrás de mí. No pude evitar dejar correr las lágrimas, sabía que ese era mi fin.
-       Ponte de pie – dijo mientras quitaba su mano de mi hombro – ¡He dicho que te pongas de pie! 
Con dificultad me puse pie, estaba pensando en volver a huir, pero me dije a mi misma que eso sería inútil, el disfrutaba estar persiguiéndome, así que decidí quedarme quieta.
- Eres persistente – me dijo mientras caminaba alrededor de mi 
- ¿Quién eres? – lo dejé escapar entre lagrimas
- Eso es lo que menos importa – se colocó frente a mí
- ¿Qué quieres de mi? 
- Eso tampoco importa – hizo mi cabello hacia atrás, dejando al descubierto mi cuello 
En ese momento me di cuenta de lo que el realmente era, un vampiro. 
- Eres linda. Lástima que de nada sirve tu belleza – me tomó con fuerza por la cintura
Comencé a gritarle cosas, cosas sin sentido, estaba desesperada que no sabía ni lo que estaba diciendo. Intenté zafarme de esos brazos, pero era inútil, su fuerza era inhumana. Cansada de todo, dejé de intentar escaparme de él. Voltee a ver su rostro y él me observaba con una mirada seductora, realmente era apuesto, y esos ojos, no sé qué era lo que tenían pero me perdí en ellos, en ese rojo intenso que en ese momento me parecía un color hermoso.  
Desvié la mirada hacia el cielo, ahí estaba la luna llena, tan hermosa. Ya había escuchado que la luna de octubre es la más bonita, pero yo no me había dado cuenta de eso, hasta esa noche. 
Sentí como acercaba sus labios lentamente a mi cuello y me susurraba al oído – prometo hacerlo rápido – dicho esto, sentí como clavó sus colmillos en mi cuello. Cada vez me sentía más débil, y comencé a sentir el cuerpo pesado. Él se detuvo un momento para susurrarme al oído – me pareció bastante atractivo cuando rompiste el vestido - sonreí mientras el continuó disfrutando de mi sangre.
Quitó sus manos de mi cintura y se alejó unos cuantos pasos. En cuanto me soltó, yo caí al suelo y cerré lentamente mis ojos. Lo último que logré ver, fue esa hermosa luna de octubre. 
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