UNA TAREA SENCILLA
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UNA TAREA SENCILLA
No me acordaba de este fic hasta que lo vi en el blog. Lo escribí hace años.
Mucho se ha escrito sobre ESE incidente. Yo no quería quedar afuera, así que también di mi versión de los verdísimos hechos.
Había sólo una palabra para describir la atmósfera que se respiraba esa tarde en el backstage de Queen: CATÁSTROFE.
Y no era por los nervios de la inminente salida a escena, ni por la tensión que se generaba entre los miembros de la banda al estar sometidos a tanta presión. Era porque había sucedido algo inexplicable: cuando faltaba una hora para el comienzo del concierto, desde el camerino de Brian y Roger se escuchó un grito (para darse una idea, escuchar Ogre Battle a partir del minuto 3:06), y un portazo. Luego silencio total.
Se congregó un montón de gente frente a la puerta del camerino.
-¿Qué ha pasado aquí?- preguntó Brian, alarmado, al llegar y ver el pasillo atestado.
-No lo sé. Roger hizo un escándalo y se encerró- dijo Freddie, que casualmente pasaba por allí en el momento del grito, pero no había visto qué pasaba en el camerino.
Brian se acercó a la puerta.
-¡Roger! ¿Estás ahí? ¡Roger, contesta!
La única respuesta que obtuvo no fue muy amistosa.
-¡Váyanse y déjenme solo! ¡Y busquen otro baterista!
Freddie y Brian se miraron, asombradísimos. De pronto, entre la multitud apareció John, que no se había enterado de lo que sucedía.
-¿De qué me perdí?
-Roger tiene pánico escénico- dijo Freddie.
-¡Yo no tengo pánico escénico!- se escuchó que Roger gritó.
-¿Qué pasa, entonces?
-Tengo... un problema.
Unos minutos más tarde, Freddie, Brian y John habían logrado que toda la gente se fuera. Sólo quedaban ellos tres en el pasillo, pegados a la puerta del camerino donde estaba Roger.
-Roger, somos nosotros, ¿puedes abrir la puerta, por favor?- preguntó Brian, casi en tono de súplica.
No obtuvieron ninguna respuesta.
-Roger, cariño, sea lo que sea que te suceda, no creo que se solucione simplemente con encerrarte- dijo Freddie.
Todo seguía igual de silencioso. No funcionaba el razonamiento ni la súplica, y cada vez faltaba menos para el concierto.
-Váyanse.
-Una palabra, eso ya es algo- dijo John.
-No estoy para bromas, John- se escuchó desde el otro lado de la puerta.
-Lo siento. ¿Qué te sucede?- preguntó John.
-Están perdiendo tiempo en el que podrían estar buscando un baterista- dijo Roger.
-¿Otro baterista? ¿Acaso enloqueciste, Taylor? ¿De dónde vamos a sacar a un baterista que se sepa todas las canciones y el Impromptu?- saltó Freddie.
-En este momento, el reemplazo está fuera de discusión- dijo Brian-. Si quieres irte de la banda, deberá ser luego de esta gira, y lo hablaremos cuando salgas de ahí.
-No me iré de la banda- dijo Roger.
-Entonces sal con nosotros a dar este concierto- dijo John.
-No puedo- la voz de Roger apenas se oyó en esa frase.
Les quedaba media hora y aún no estaban listos. Roger no había salido del camerino.
-Si no sale en diez minutos, cancelaremos el concierto- les dijo Spike al pasar por ahí.
-¡¿Cancelar el concierto veinte minutos antes?!- preguntaron John y Brian al unísono. Era una locura. Desde donde estaban escuchaban los gritos de la multitud que los esperaba, ansiosa, desde hacía horas. Cancelar el concierto era traicionarlos.
Mientras tanto, en el interior del camerino, Roger se debatía entre quedarse allí encerrado toda su vida o hacer el ridículo frente a sus fans.
Se miró al espejo una y otra vez. No podía salir así. No podía quedarse para siempre en el camerino. No podía hacer nada en ese momento, ya era muy tarde. Quedaba media hora.
Si por lo menos hubiera sido de noche, las luces de colores habrían ocultado un poco la realidad. Pero a Freddie se le había ocurrido hacer el concierto a plena luz del día.
Seguramente encontrarían un baterista a último momento, y el concierto se realizaría. A quién engañaba, no iban a encontrar a otro baterista a esa hora, y menos uno que supiera sus canciones. Debía reconocerlo, él tenía cierto orgullo, no iba a dejar que cualquier fulano llegara y arruinara todo por un accidente como aquel. Aunque su orgullo tampoco lo dejaba salir a escena así.
Se miró al espejo por última vez y caminó hacia la puerta como quien camina hacia la guillotina.
-Voy a salir...- anunció, temblando.
Escuchó tres pares de manos aplaudiendo al otro lado de la puerta.
-... con una condición.
Los aplausos de sus compañeros cesaron.
-Escuchamos tus condiciones- dijo Freddie.
-No se rian.
Se produjo un silencio total del otro lado.
-Está bien, no nos reiremos, pero en lo posible, apúrate, porque ya estamos llegando tarde- dijo Brian.
Roger abrió la puerta y se encontró con Freddie, Brian y John, que lo miraban expectantes. Mejor dicho, a él no, sino a su cabello que, antes rubio, estaba de un fuerte color verde.
Al instante supo que sus condiciones no serían cumplidas.
-Roger, tu pelo...- alcanzó a balbucear Freddie, antes de estallar en carcajadas.
-Jajaja Rog, no puedo... jajaja... creer...- decía John.
Brian no alcanzó a decir nada, porque estaba demasiado tentado para articular un solo sonido y porque Roger había vuelto a encerrarsde en el camerino, pegando un portazo.
En ese momento, Freddie recordó lo que había pasado, unos días atrás...
FLASHBACK
Freddie y John estaban en el supermercado. Era temprano en la mañana, y los dos estaban muy cansados.
-No puedo creer que Roger me haya mandado a mí a comprar una maldita tintura para el pelo- dijo Freddie, sin disimular su malhumor.
-Él tampoco lo podía creer- dijo John, distraídamente.
Freddie se detuvo de repente y miró a John, asombrado.
-¿Qué quieres decir?
-Dijo "no puedo creer que mandé a Freddie a comprar algo tan importante". Por eso me obligó a acompañarte.
-¡¿Y por qué no vino él o mandó a Brian si cree que es tan probable que yo lo haga mal?!
-Porque él estaba aún con su pijama de ositos, y fue imposible despertar a Brian. Anoche se quedó hasta las cuatro con su telescopio en la terraza del hotel.
-Qué increíble. Bueno, compremos esa maldita tintura y vámonos- dijo Freddie.
Al llegar a la sección de "Cuidado del cabello", se detuvieron frente a una enorme góndola de tinturas. Se puso a leer los tonos que había: rojo cobrizo, rojo oscuro, rubio natural, rubio claro, castaño claro, etc.
-¿Y cuál tenemos que llevar?- preguntó Freddie.
-Supongo que una del tono que usa Roger.
-Y... ¿cuál es?
-Roger tenía razón, Fred. No tienes idea de esto- dijo John.
-¿Y tú sí?
-Pues yo...- John no terminó la frase porque a lo lejos divisó una sección de electrónica que nunca había visto-. ¿Puedes comprar la tintura mientras yo veo algo por allí?
-Claro, será tarea sencilla- dijo Freddie. Sólo tenía que adivinar qué tono usaba Roger habitualmente.
FIN DEL FLASHBACK
-¡Vamos, Roger, faltan sólo diez minutos! Tienes que salir, por favor- suplicaba Freddie, a través de la puerta.
-En serio, lamentamos habernos reido, no lo haremos más- decía Brian.
Pero, en esta ocasión Roger no les creería tan fácilmente.
Mucho se ha escrito sobre ESE incidente. Yo no quería quedar afuera, así que también di mi versión de los verdísimos hechos.
Había sólo una palabra para describir la atmósfera que se respiraba esa tarde en el backstage de Queen: CATÁSTROFE.
Y no era por los nervios de la inminente salida a escena, ni por la tensión que se generaba entre los miembros de la banda al estar sometidos a tanta presión. Era porque había sucedido algo inexplicable: cuando faltaba una hora para el comienzo del concierto, desde el camerino de Brian y Roger se escuchó un grito (para darse una idea, escuchar Ogre Battle a partir del minuto 3:06), y un portazo. Luego silencio total.
Se congregó un montón de gente frente a la puerta del camerino.
-¿Qué ha pasado aquí?- preguntó Brian, alarmado, al llegar y ver el pasillo atestado.
-No lo sé. Roger hizo un escándalo y se encerró- dijo Freddie, que casualmente pasaba por allí en el momento del grito, pero no había visto qué pasaba en el camerino.
Brian se acercó a la puerta.
-¡Roger! ¿Estás ahí? ¡Roger, contesta!
La única respuesta que obtuvo no fue muy amistosa.
-¡Váyanse y déjenme solo! ¡Y busquen otro baterista!
Freddie y Brian se miraron, asombradísimos. De pronto, entre la multitud apareció John, que no se había enterado de lo que sucedía.
-¿De qué me perdí?
-Roger tiene pánico escénico- dijo Freddie.
-¡Yo no tengo pánico escénico!- se escuchó que Roger gritó.
-¿Qué pasa, entonces?
-Tengo... un problema.
Unos minutos más tarde, Freddie, Brian y John habían logrado que toda la gente se fuera. Sólo quedaban ellos tres en el pasillo, pegados a la puerta del camerino donde estaba Roger.
-Roger, somos nosotros, ¿puedes abrir la puerta, por favor?- preguntó Brian, casi en tono de súplica.
No obtuvieron ninguna respuesta.
-Roger, cariño, sea lo que sea que te suceda, no creo que se solucione simplemente con encerrarte- dijo Freddie.
Todo seguía igual de silencioso. No funcionaba el razonamiento ni la súplica, y cada vez faltaba menos para el concierto.
-Váyanse.
-Una palabra, eso ya es algo- dijo John.
-No estoy para bromas, John- se escuchó desde el otro lado de la puerta.
-Lo siento. ¿Qué te sucede?- preguntó John.
-Están perdiendo tiempo en el que podrían estar buscando un baterista- dijo Roger.
-¿Otro baterista? ¿Acaso enloqueciste, Taylor? ¿De dónde vamos a sacar a un baterista que se sepa todas las canciones y el Impromptu?- saltó Freddie.
-En este momento, el reemplazo está fuera de discusión- dijo Brian-. Si quieres irte de la banda, deberá ser luego de esta gira, y lo hablaremos cuando salgas de ahí.
-No me iré de la banda- dijo Roger.
-Entonces sal con nosotros a dar este concierto- dijo John.
-No puedo- la voz de Roger apenas se oyó en esa frase.
Les quedaba media hora y aún no estaban listos. Roger no había salido del camerino.
-Si no sale en diez minutos, cancelaremos el concierto- les dijo Spike al pasar por ahí.
-¡¿Cancelar el concierto veinte minutos antes?!- preguntaron John y Brian al unísono. Era una locura. Desde donde estaban escuchaban los gritos de la multitud que los esperaba, ansiosa, desde hacía horas. Cancelar el concierto era traicionarlos.
Mientras tanto, en el interior del camerino, Roger se debatía entre quedarse allí encerrado toda su vida o hacer el ridículo frente a sus fans.
Se miró al espejo una y otra vez. No podía salir así. No podía quedarse para siempre en el camerino. No podía hacer nada en ese momento, ya era muy tarde. Quedaba media hora.
Si por lo menos hubiera sido de noche, las luces de colores habrían ocultado un poco la realidad. Pero a Freddie se le había ocurrido hacer el concierto a plena luz del día.
Seguramente encontrarían un baterista a último momento, y el concierto se realizaría. A quién engañaba, no iban a encontrar a otro baterista a esa hora, y menos uno que supiera sus canciones. Debía reconocerlo, él tenía cierto orgullo, no iba a dejar que cualquier fulano llegara y arruinara todo por un accidente como aquel. Aunque su orgullo tampoco lo dejaba salir a escena así.
Se miró al espejo por última vez y caminó hacia la puerta como quien camina hacia la guillotina.
-Voy a salir...- anunció, temblando.
Escuchó tres pares de manos aplaudiendo al otro lado de la puerta.
-... con una condición.
Los aplausos de sus compañeros cesaron.
-Escuchamos tus condiciones- dijo Freddie.
-No se rian.
Se produjo un silencio total del otro lado.
-Está bien, no nos reiremos, pero en lo posible, apúrate, porque ya estamos llegando tarde- dijo Brian.
Roger abrió la puerta y se encontró con Freddie, Brian y John, que lo miraban expectantes. Mejor dicho, a él no, sino a su cabello que, antes rubio, estaba de un fuerte color verde.
Al instante supo que sus condiciones no serían cumplidas.
-Roger, tu pelo...- alcanzó a balbucear Freddie, antes de estallar en carcajadas.
-Jajaja Rog, no puedo... jajaja... creer...- decía John.
Brian no alcanzó a decir nada, porque estaba demasiado tentado para articular un solo sonido y porque Roger había vuelto a encerrarsde en el camerino, pegando un portazo.
En ese momento, Freddie recordó lo que había pasado, unos días atrás...
FLASHBACK
Freddie y John estaban en el supermercado. Era temprano en la mañana, y los dos estaban muy cansados.
-No puedo creer que Roger me haya mandado a mí a comprar una maldita tintura para el pelo- dijo Freddie, sin disimular su malhumor.
-Él tampoco lo podía creer- dijo John, distraídamente.
Freddie se detuvo de repente y miró a John, asombrado.
-¿Qué quieres decir?
-Dijo "no puedo creer que mandé a Freddie a comprar algo tan importante". Por eso me obligó a acompañarte.
-¡¿Y por qué no vino él o mandó a Brian si cree que es tan probable que yo lo haga mal?!
-Porque él estaba aún con su pijama de ositos, y fue imposible despertar a Brian. Anoche se quedó hasta las cuatro con su telescopio en la terraza del hotel.
-Qué increíble. Bueno, compremos esa maldita tintura y vámonos- dijo Freddie.
Al llegar a la sección de "Cuidado del cabello", se detuvieron frente a una enorme góndola de tinturas. Se puso a leer los tonos que había: rojo cobrizo, rojo oscuro, rubio natural, rubio claro, castaño claro, etc.
-¿Y cuál tenemos que llevar?- preguntó Freddie.
-Supongo que una del tono que usa Roger.
-Y... ¿cuál es?
-Roger tenía razón, Fred. No tienes idea de esto- dijo John.
-¿Y tú sí?
-Pues yo...- John no terminó la frase porque a lo lejos divisó una sección de electrónica que nunca había visto-. ¿Puedes comprar la tintura mientras yo veo algo por allí?
-Claro, será tarea sencilla- dijo Freddie. Sólo tenía que adivinar qué tono usaba Roger habitualmente.
FIN DEL FLASHBACK
-¡Vamos, Roger, faltan sólo diez minutos! Tienes que salir, por favor- suplicaba Freddie, a través de la puerta.
-En serio, lamentamos habernos reido, no lo haremos más- decía Brian.
Pero, en esta ocasión Roger no les creería tan fácilmente.
Scandal_Queen- Admin
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Re: UNA TAREA SENCILLA
XDDD qué buena versión =DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
carolaina- I'm going slightly mad
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