“Adiós, amigo”
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“Adiós, amigo”
“Adiós, amigo”
Autora: Cecilia Cumpián
Iba camino a mi casa, Anita me esperaba. Llevaba un ramo de flores para ella, lo que acostumbro a hacer todos los días.
Abrí la puerta y todo estaba mas raro que de costumbre; silencioso, solitario y muy oscuro. Dije “Hola!!! Ya llegué, Ann...”, subí las escaleras y la encontré sentada en la cama, con la cabeza baja y el teléfono en la mano. Sobre mi mesa de luz había una taza de té; me pareció extraño, ya que el que lo preparaba siempre era yo. La besé en la frente, me senté a su lado y le pregunté:
-pasa algo, Annie?
-llamó Roger...- dijo segundos mas tarde.
-qué raro... y... qué te dijo.
-mi amor...-tomándome de la mano-Freddie...murió.
En ese momento sentí una presión en mi pecho y un nudo en mi garganta. Comencé a respirar agitadamente y muy rápido. Ana se asustó y alarmada me preguntó qué me pasaba; cuando dijo eso rompí en llanto; sin poder hablar me afirmé en el hombro de ella. Podría asegurar que también lloró.
Pasados unos minutos me levanté de la cama y sin entender por qué mi amigo se había ido dije:
-cómo pudo pasar esto?!-tapándome la cara con las manos. Anita me observaba triste desde la cama, mientras yo caminaba de un lado a otro de la habitación-por qué...-al instante me dejé caer en el suelo de rodillas.
-Brian...no te pongas así –dijo ella, acercándose a mí y abrazándome.
-es que... no entiendo cómo!-dije y las lágrimas brotaron inevitablemente de mis ojos.
-algún día tenia que pasar, estaba muy enfermo, y tu lo sabes mas que nadie.
Con esas palabras logré calmarme un poco; Ana me ayudó a levantarme y me sentó nuevamente en mi cama; agarrándome la cabeza y sollozando le dije que me dejara solo. Anita me besó y se retiró.
Pensaba...recordaba...me lamentaba...lloraba.
Comencé a recordar los momentos extraordinarios que habíamos pasado juntos Freddie y yo. Recordé cosas graciosas, cosas malas, situaciones confusas...
No podía creer que ya no estuviera. Me parecía tan irreal. Me recosté, cerré los ojos tratando de imaginar que era solo un mal sueño y me dormí.
Al día siguiente, Ana me despertó y me dijo que teníamos que ir al funeral. Consideré por un momento no ir, porque lloraría demasiado y temía hacer un papelón. Pero luego recapacité y me di cuenta que ir sería lo mejor, para darle el último adiós.
Llegué a la iglesia. Saludé a Jim, a sus padres, nos abrazamos con Roger y John. Pasado esto, la ceremonia, y todo lo que conlleva un acontecimiento de este tipo, fuimos a comer a la casa de Roger.
En la mesa estábamos en silencio. John y Roger estaban en un lado, y Anita y yo del otro; de vez en cuando, alguno miraba hacia la punta con la intención de hablar, ya que ahí era donde Freddie siempre se sentaba, pero un segundo mas tarde todos volvíamos a la triste realidad, Fred ya no estaría con nosotros y nos quedábamos en silencio.
Luego Ann y yo nos fuimos; nuevamente Roger me abrazó y me dijo al oído “Brian... descansa mucho y entiende, Freddie no sufre mas...”; cerré fuertemente los ojos yrespié profundo; me tomó fuertemente por los hombros y me miró fijo a los ojos durante unos segundos; luego me dio una palmeada en el brazo y nos fuimos.
Los días siguientes a la muerte de Freddie, fueron oscuros y silenciosos; yo no hablaba mucho.
Después empecé a acostumbrarme a la idea de que ya no saldríamos a tocar o a grabar. La historia de Queen se había cerrado.
Pasaron muchas cosas después de su muerte. Nació mi hija, que fue el motivo de mi felicidad después de lo ocurrido.
Al año siguiente, 1992, como todos saben, realizamos un concierto tributo, para recaudar fondos para la lucha contra el SIDA, ya que esa enfermedad se cobró a nuestro amigo y a millones de persona que no se lo merecían. Le dediqué la canción que yo había hecho hacía 6 años, “Too much love will kill you”. Ese día me di cuenta que Freddie, en donde quiera que estuviera, habría estado feliz y orgulloso.
Empecé a componer una canción, para apagar la pequeña llama de dolor que aún había. Se la mostré a John y a Rog. Inmediatamente comenzamos a trabajar en ella. Meses mas tarde estaba lista. Nuestro último regalo hacia Freddie, que con todas sus ganas el quería, fue grabar Made In Heaven, que contenía la canción compuesta “No One But You. Only The Good Die Joung” (solo por ti. solo los buenos mueren jóvenes).
Al grabar esa canción, profundamente emocionado, sentí lo que hubiera sentido Freddie si su último día hubiera podido cantar.
Llegué a mi casa. Miré una foto que tenia con el. Se me soltaron unas lágrimas.
4 años de tristeza se habían acabado al grabar la canción. Mi último regalo.
Ahora podía decirte adiós. Darte las gracias.
Te extrañaremos.
Gracias.
Adiós, amigo.
Brian.
Autora: Cecilia Cumpián
Iba camino a mi casa, Anita me esperaba. Llevaba un ramo de flores para ella, lo que acostumbro a hacer todos los días.
Abrí la puerta y todo estaba mas raro que de costumbre; silencioso, solitario y muy oscuro. Dije “Hola!!! Ya llegué, Ann...”, subí las escaleras y la encontré sentada en la cama, con la cabeza baja y el teléfono en la mano. Sobre mi mesa de luz había una taza de té; me pareció extraño, ya que el que lo preparaba siempre era yo. La besé en la frente, me senté a su lado y le pregunté:
-pasa algo, Annie?
-llamó Roger...- dijo segundos mas tarde.
-qué raro... y... qué te dijo.
-mi amor...-tomándome de la mano-Freddie...murió.
En ese momento sentí una presión en mi pecho y un nudo en mi garganta. Comencé a respirar agitadamente y muy rápido. Ana se asustó y alarmada me preguntó qué me pasaba; cuando dijo eso rompí en llanto; sin poder hablar me afirmé en el hombro de ella. Podría asegurar que también lloró.
Pasados unos minutos me levanté de la cama y sin entender por qué mi amigo se había ido dije:
-cómo pudo pasar esto?!-tapándome la cara con las manos. Anita me observaba triste desde la cama, mientras yo caminaba de un lado a otro de la habitación-por qué...-al instante me dejé caer en el suelo de rodillas.
-Brian...no te pongas así –dijo ella, acercándose a mí y abrazándome.
-es que... no entiendo cómo!-dije y las lágrimas brotaron inevitablemente de mis ojos.
-algún día tenia que pasar, estaba muy enfermo, y tu lo sabes mas que nadie.
Con esas palabras logré calmarme un poco; Ana me ayudó a levantarme y me sentó nuevamente en mi cama; agarrándome la cabeza y sollozando le dije que me dejara solo. Anita me besó y se retiró.
Pensaba...recordaba...me lamentaba...lloraba.
Comencé a recordar los momentos extraordinarios que habíamos pasado juntos Freddie y yo. Recordé cosas graciosas, cosas malas, situaciones confusas...
No podía creer que ya no estuviera. Me parecía tan irreal. Me recosté, cerré los ojos tratando de imaginar que era solo un mal sueño y me dormí.
Al día siguiente, Ana me despertó y me dijo que teníamos que ir al funeral. Consideré por un momento no ir, porque lloraría demasiado y temía hacer un papelón. Pero luego recapacité y me di cuenta que ir sería lo mejor, para darle el último adiós.
Llegué a la iglesia. Saludé a Jim, a sus padres, nos abrazamos con Roger y John. Pasado esto, la ceremonia, y todo lo que conlleva un acontecimiento de este tipo, fuimos a comer a la casa de Roger.
En la mesa estábamos en silencio. John y Roger estaban en un lado, y Anita y yo del otro; de vez en cuando, alguno miraba hacia la punta con la intención de hablar, ya que ahí era donde Freddie siempre se sentaba, pero un segundo mas tarde todos volvíamos a la triste realidad, Fred ya no estaría con nosotros y nos quedábamos en silencio.
Luego Ann y yo nos fuimos; nuevamente Roger me abrazó y me dijo al oído “Brian... descansa mucho y entiende, Freddie no sufre mas...”; cerré fuertemente los ojos yrespié profundo; me tomó fuertemente por los hombros y me miró fijo a los ojos durante unos segundos; luego me dio una palmeada en el brazo y nos fuimos.
Los días siguientes a la muerte de Freddie, fueron oscuros y silenciosos; yo no hablaba mucho.
Después empecé a acostumbrarme a la idea de que ya no saldríamos a tocar o a grabar. La historia de Queen se había cerrado.
Pasaron muchas cosas después de su muerte. Nació mi hija, que fue el motivo de mi felicidad después de lo ocurrido.
Al año siguiente, 1992, como todos saben, realizamos un concierto tributo, para recaudar fondos para la lucha contra el SIDA, ya que esa enfermedad se cobró a nuestro amigo y a millones de persona que no se lo merecían. Le dediqué la canción que yo había hecho hacía 6 años, “Too much love will kill you”. Ese día me di cuenta que Freddie, en donde quiera que estuviera, habría estado feliz y orgulloso.
Empecé a componer una canción, para apagar la pequeña llama de dolor que aún había. Se la mostré a John y a Rog. Inmediatamente comenzamos a trabajar en ella. Meses mas tarde estaba lista. Nuestro último regalo hacia Freddie, que con todas sus ganas el quería, fue grabar Made In Heaven, que contenía la canción compuesta “No One But You. Only The Good Die Joung” (solo por ti. solo los buenos mueren jóvenes).
Al grabar esa canción, profundamente emocionado, sentí lo que hubiera sentido Freddie si su último día hubiera podido cantar.
Llegué a mi casa. Miré una foto que tenia con el. Se me soltaron unas lágrimas.
4 años de tristeza se habían acabado al grabar la canción. Mi último regalo.
Ahora podía decirte adiós. Darte las gracias.
Te extrañaremos.
Gracias.
Adiós, amigo.
Brian.
queenera_cecilia- I'm going slightly mad
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